martes, 26 de abril de 2011


Por si acaso alguien se deja caer por aquí, aviso de que mañana habrá entrega de "Padres e hijos" y de que su precio es de 9,00 euros. El señor de la imagen es Ivan Turgueniev.

domingo, 17 de abril de 2011

Los menguados

Historia de mi propia cosecha, platanda cultivada y cosechada en una ociosa tarde de domingo.
Los hombres de aquel lugar eran menudos, muy menudos tanto que a la pobre se le deslizaban entre los dedos en cuanto los manipulaba con sus grandes manos. Había intentado distintos métodos de retención pero hasta el momento ninguno había sido efectivo. Era urgente que encontrara el remedio de lo contrario llegaría la fecha y seguiría sin conseguir el hombrecito de sus sueños. Las demás ya habían conseguido su trofeíto pero por nada del mundo iban a compartir el secreto de su éxito, la que consiguiera el macho más diminuto y a la vez con más detalles en su fisonomía sería la ganadora y sólo ella la poseedora de la fórmula.
Aquella noche era imposible conciliar el sueño, en su cabeza solo rondaba una idea y hasta que no amaneciera no podía ejecutarla. Tenía 8 frascos sobre la cómoda, en cada uno de ellos descansaba extenuado un hombrecito a la espera de que Tristana consiguiera mantener a uno de ellos con sus manos sin estropearlo y en perfecto estado de funcionamiento. Había uno que tenia especial interés en que ella lograra el objetivo y estaba dispuesto a colaborar, Tristana no lo había considerado como firme candidato y no lo había intentado con él pero esa noche al verlo con sus ojos abiertos de par en par mirándola extasiado supo que iba a ser el elegido en cuanto el sol entrara por la ventana, sin sol se ponían mustios y blanditos y era todavía más difícil sostenerlos.
Se levantó en cuanto despuntó el primer rayo, sin atolondrarse preparó un abundante desayuno, no volvería probar bocado mientras no tuviera su triunfito, después dedicó un buen rato a recortar y limar sus uñas, el más leve rasguño echaría a perder todo el trabajo. Por su parte el hombrecito, que desde ahora llamaremos Elinteresado, también estaba a su manera preparándose para facilitarle la tarea.
Elinteresado poseía una larga cabellera recogida a modo de turbante, los dos de una manera casi telepática habian llegado a la misma conclusión, su melena iba a servir como cordón umbilical para unirlos el tiempo necesario para pasar la prueba. Al mismo tiempo que Tristana giraba la tapa del frasco, Elinteresado hacia los mismo con su pelo, una preciosa melenita negra y brillante se iba amontonando sobre el cristal, cualquiera que hubiera estado en el mismo cuarto habría podido palpar la excitación.
Unas pinzas aparecieron por la abertura del bote, grandísimas para Elinteresado, de microcirugía para Tristana. Con gran precisión y cuidado, Tristana presionó las pinzas que atraparon el pelo, poco a poco ambos notaban como él se iba elevando milímetro a milímetro, el cristal del fondo cada vez se alejaba más de sus pies. Para los dos pasó una eternidad hasta que todo su cuerpecito estaba fuera, delicadamente lo posó sobre la cómoda, el siguiente paso era el definitivo para que la operación fuera una éxito. En perfecta sincronía y como si sus mentes fueran una, Elinteresado comenzó a desatar la cuerda que sujetaba sus pantalones, Tristana la recogió y sin temblarle el pulso y manipulando de nuevo las pinzas la sujetó al pelo con fuerza y la anudó a la vez a la cadena que colgaba de su cuello. ¡Al fin, tenía su pequeño trofeo! Era increíble que además fuera la figurita más delicada y perfecta que hubiera visto mujer alguna, seguro que lo conseguía. No había visto los de las demás, todas los guardaban con celo, pero se iban a quedar boquiabiertas y descorazonadas.
Llegó el gran día, las mujeres iban llegando al recinto, nerviosas, apenas se dirigían la palabra, llegado el momento todas iban descubriendo sus valiosos colgantes, cuando Elinteresado quedó al descubierto un murmullo inundó el hasta ahora silencioso edificio. Su melena azabache refulgía esplendorosa y una emoción colectiva embargó a todo el mundo, las lágrimas brotaban espontáneas de los ojos que admiraban tal belleza.
Si, ganaron ellos, Tristana y Elinteresado iban a poseer el codiciada fórmula, por fín unos de los menguados podría recuperar su tamaño original, y el mundo empezaría otra vez de nuevo, el experimento que hizo que los hombres menguaran no funcionó como se esperaba, definitivamente era mucho mejor que hombres y mujeres fueran iguales, iguales en su grandeza y en su menudencia. Tristana y Elinteresado fueron felices y comieron perdices y a mi no me dieron porqué no quisieron.
Colorín colorado este cuento se ha acabado.

jueves, 31 de marzo de 2011

Tú, yo y nosotros.

Tú, yo y nosotros.

31 Marzo 2011

-I-

No soy la rosa,

efímera y bella.

No soy su color,

ardiente y cambiante.



No soy la espina,

pequeña arrogante.

No soy el rocío,

espejo del mundo.


No soy la rosa,

soy el ojo que la observa.


No soy el ave,

falsa libertad eterna.

No soy sus alas,

amantes del viento.


No soy las garras,

que sueñan sangre.

No soy su canto,

desafiante incógnita.


No soy el ave,

soy la pluma que la escribe.


No soy el viento,

soy el rostro que recibe la brisa.


No soy el ave,

no soy la rosa,

no soy el viento.


¿Quién eres?

Soy el grafito de mi lápiz

-Y no lo soy-


¿Qué eres?

Soy las palabras que quedan.

-Y no las soy-


-II-

Tú eres la rosa,

la falsa inocente.

Tú eres la fiereza,

punzante, de las espinas.


Al rojo ardiente,

la pasión le robas.

Rocío tus ojos,

bello espejismo negro.


-Tú eres la rosa,

bandera de pétalos-


Tú eres el ave,

inalcanzable sueño.

Eres las alas,

y alas repartes.


Eres las garras,

acero inmisericorde.

En el canto me envuelves,

y de el respiro.


-Tú eres el ave,

corazón rápido y salvaje-


Tú eres el viento,

y a veces me susurras en ráfagas.


¿Quién eres?

Tú eres la rosa,

Tú eres el ave,

Tú eres el viento.

-Y no lo eres-


-III-

Y nosotros,

deseo y amargura,

corazón y fauces,

silencio a gritos,

ciegos, locos y mudos…


¿Qué somos?

Lo somos todo,

aún sin ser nada.


-Aún sin saber quienes somos-

-Porque tú y yo, somos nosotros-


Violeta.

lunes, 14 de marzo de 2011

LAS ARENAS "TEMBLONAS"

Mi espiritu decayo mas y mas a medida que meditaba en esas cosas....y la vista de la pequeña y solitaria bahia, cuando alce los ojos para despertarme del todo, sirvio tan solo para aumentar mi desazon.
las ultimas luces del crepusculo se diluian, y a todo lo largo del paisaje se extendia una calma terriblemente silenciosa. El jadeo del mar, junto al banco de arena, fuera de la bahia era un rumor ahogado. El mar interior se perdia en la sombra, sin que el mas leve soplo de viento agitase su superficie. Asquerosos montones de limo de una tonalidad blancuzco-amarillenta sobrenadaban en las aguas muertas. Fango y espuma brillaban debilmente en ciertos lugares,
alli donde la luz lograba darles alcance aun, entre los dos grandes cabos rocosos que avanzaban mar adentro: uno hacia el Norte y el otro hacia el Sur. Era esa la hora del cambio de la marea, y mientras me hallaba aun aguardando alli, pude observar como la vasta y morena superficie de las arenas movedizas empezaba a ahuecarse y temblequear.......unica cosa dotada de movimiento en ese sitio tan horrendo.

sábado, 26 de febrero de 2011


INSTANTES   de Jorge Luís Borges


Si pudiera vivir nuevamente mi vida.
En la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto.
Me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido.
De hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos.
Haría más viajes.
Contemplaría más atardeceres.
Subiría más montañas.
Nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido.
Comería más helados y menos habas.
Tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió
sensata y prolíficamente cada minuto de su vida.
Claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás,
trataría de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida.
Sólo de momentos, no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca iba a ninguna parte
sin un termómetro, una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas.
Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo
a principios de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita.
Contemplaría más amaneceres y jugaría con más niños.
Si tuviera otra vez la vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.

domingo, 13 de febrero de 2011

¡Los piratas!


La divisamos desde lejos, ansiosos por volverla a ver, y ahí esta, magnífica nuestra vieja casita, donde pasamos nuestra infancia.
Igual que siempre, nuestro pequeño rincón con vistas al pasado.
Al llegar, no nos veo con 20 años, nos veo correteando hasta la puerta como cuando apenas sabíamos andar, no veo tampoco la caseta vieja, rodeada de maleza, veo el imponente castillo que veíamos entonces.
Y al entrar por la puerta se disparan los recueros…
Tres niños cogidos de la mano, armados con palos, salían en busca de la aventura, y el mundo se difuminaba.
Los piratas nos atacaban, los muy maleantes, pero nosotros éramos más listos, lo teníamos todo preparado y nos defendíamos con piedras desde nuestra pequeña fortaleza fabricada con cañas. Claramente sus cañones no tenían nada que hacer contra nuestras piedras.
¡Y aquel montículo de allá! Nuestra isla desierta. Ahora apenas si cabemos los dos en ella, pero antes… Antes era una isla inmensa, donde no llegaban los barcos ni los aviones, y sobre todas las cosas, no llegaban los mayores.
Nosotros teníamos nuestra propia casa ultrasecreta, hecha con cajones, donde tramábamos nuestros planes ultra secretos, protegidos por la tela que nos servía de tejado y que era obviamente infranqueable. Allí, bien apiñados para que no se saliera ningún pie, nos pasábamos las horas contando nuestras proezas, y es que ya se sabe que no existe mayor logro que el de conseguir llegar a la cima de nuestra montaña en primer lugar.
Para comer, teníamos nuestras exquisitas tartas de barro al toque de piedra, y éramos también unos duros negociantes, que vendíamos pulseras a cien pesetas cada una y que al poco tiempo desaparecían misteriosamente de las muñecas de los compradores, que alegaban insistentemente que unas pulseras tan bonitas no podían llevarse todos los días, claro, porque podían estropearse.
Sentados ahora al pie de la montaña, que ya no está, fumando dos cigarros, nos volvemos a sentir tan pequeños…
Nos vemos vestidos con nuestros viejos chándales, armados con cuerdas que luego nunca usábamos pero que como exploradores, teníamos el deber moral de llevar encima por si alguien (generalmente yo) resbalaba por la empinada pendiente.
Y el rescate era épico, consistía en mi hermana dándome la mano, mientras mi primo se reía o en el caso contario la mano de mi primo y de fondo las risas de mi hermana, mientras la cuerda seguía atada en mi pantalón, totalmente eficaz.
Y sobre todas las cosas, éramos felices.
Pienso mientras acabamos los cigarros, si alguna vez seré tan feliz como entonces, esa felicidad que no se nota hasta que se va, me intriga saber en que momento las montañas fueron montañas, y los montículos simples marañas de tierra.
Las colillas caen al suelo, es hora de volver adentro, a casa.
Ya no somos exploradores ni piratas, ni pippy lansgstrump ni tintín ni el club de los cinco, no se que somos o que seremos, pero me queda el consuelo de saber lo que fuimos.
Y la enorme sonrisa que se dibuja en mi cara cuando veo a mis primas jugando con barro, o jugando “al viejo loco” mientras intentan rescatar al misterioso Jose Luis…
Volveremos el domingo que viene, no vaya a ser que algún pirata anacrónico ose invadir nuestra pequeña isla, aislada del tiempo.

jueves, 3 de febrero de 2011

¿Y cuál es el próximo?

Para las que aún tienen dudas, ahí va un pequeño resumen

Los trenes de pound
Cuando VM va a recoger su billete de tren a Hss, el taquillero se empeña en cambiarle el destino hacia Br con estancia en el famoso hotel Risman Pound. Ya en su casa, se estremece al encender la televisión: «Al menos treinta personas podrían haber perdido la vida en un trágico accidente ferroviario en las inmediaciones de Br.» Aquello no podía ser una coincidencia, y VM se ve inmerso en una larga serie de peripecias y aventuras en su búsqueda de la verdad.

Sobre su autor:

VICENTE MARCO (Valencia 1966) ha obtenido más de una treintena de galardones literarios, especialmente de relato corto, genero que cultiva desde niño. Entre otros, sus obras El hilo rojo, Los Edificios del General, El cerco o Un sobre para Rández, le valieron los premios Alberto Lista, Villa de Mazarrón, Julio Cortázar y Miguel de Unamuno. En todos cultiva un estilo propio donde se superponen lo real e imaginario. Hasta ahora había publicado la novela, Murmullos (1999), Premio Ayuntamiento Olula del Río y Comisión Cultura Alto Almanzora. LOS TRENES DE POUND lo consagran como uno de los novelistas incipientes más prometedores del país.

En próximas entregas:
  • "La piedra lunar" de Wilkie Collins
  • "Lolita" de Vladimir Navokov
  • "Tiempo de silencio" de Luís Martín-Santos
  • "Rojo y Negro" de Stendhal

De momento la cosa parece que promete....

viernes, 7 de enero de 2011

Utopías mojadas.


per a tu mama!


El invierno llora diamantes efímeros, danzantes, en el aire cargado de vicios y feroces utopías que forman charcos de esperanza en las aceras. Mientras el hambre de sueños empapa las almohadas, los pájaros vuelan arrastrando nubes de silencio que flotaban entre nosotros, que ya se ha ido, que ya no están, pues las palabras dulces se alzaron entre las murallas de orgullo y ceguera. Ahora el camino allanado con caricias, que nunca fue tan difícil de recorrer, y precisamente por eso se hace un atado al hombro esculpido en matices de oro y tristeza y empieza paso tras paso el añorado regreso, vuelta a casa, la sutil distancia. Alza mi mano una sábana cálida, nuestra bandera, es de arena nuestro castillo y la locura, que siempre nos acompaña, vendrá con nosotros vestida de fiesta con sus mil caras centelleantes de alegría. Son sólo unos minutos tal vez, una utopía cogida del suelo, quien sabe cuando volverán las tormentas a empañarnos los ojos y a nublarnos las mentes. De momento somos niños chicos haciendo promesas de barro, con las manos manchadas de tierra, cuentos de plata con ornamentos, burla a las aves y al mal tiempo. Pronto alzaré el vuelo, cuando me encuentre con la desafiante mirada de la noche, reflejada en mis ojos negros, negro sobre negro, lienzo oscuro sobre el que pintaremos dos sonrisas traviesas.


Violeta 2011.

miércoles, 5 de enero de 2011