Sobre "Una historia de amor y oscuridad ", de Amós Oz.
Cuando comencé el libro primero me subyugó su vocabulario, sus palabras me recordaban la poesía o esas filigranas árabes talladas en las piedras que se entrelazan infinitamente revolviéndose y envolviéndose sinuosas y así iba envolviéndome, embaucándome en la belleza de su narración espontánea, como una conversación cercana y a media voz, nada suntuosa y extremadamente bella en su propia simplicidad.
Es cierto que peca a veces de reiteraciones ó repeticiones, no sé si debidas al afán de espontaneidad o al intento de establecer una relación de familiaridad con el lector que no acaba de conseguir, quedándose más como repetitivas cantinelas, que como guiños cómplices. Salvado esto y el capítulo dónde crítica duramente a los lectores, como si ellos (nosotros) fuéramos culpables de la mala literatura, puedo decir, una vez acabado el libro: que lo he saboreado y me ha gustado realmente.
Su lectura me ha regalado, de un lado, el deleite de leer una prosa muy bien escrita y, de otro, me ha mostrado respecto del problema árabe-israelí aspectos nuevos y, sobre todo, enfocados desde perspectivas nuevas y chocantes para mí, siendo tal el primer enfrentamiento con estas nuevas posturas, que al principio el libro genera emociones negativas y de gran extrañeza al ver frases que defienden al estado judío, que jamás a este lado del charco hemos oído, porque siempre hemos sentido a los árabes como víctimas y a los judíos como sus verdugos sin más divagaciones, así pues, comenzar a leer un libro que te plantea una perspectiva opuesta a la que estamos habituados te hace sentir rechazo de lo que allí se está plasmando y por ende rechazo al propio libro, deseos de abandonarlo, que sólo se suaviza por la intercalación de los capítulos que hacen referencia a la intimidad familiar, que te permite seguir adelante en la lectura para vencida la primera oposición encontrar un gran libro, reconciliador al fin, que muestra las fragilidades y desalientos que rodean a las personas inmersas en el conflicto.
El libro nos cuenta , en lo histórico, fielmente los pasos que se siguieron en la creación del estado israelí desde sus comienzos . Un estado israelí que nace de la determinación del pueblo judío por conseguir una tierra propia de la que no ser expulsados, su propio Eretz-Israel, una tierra prometida, en la que olvidar prejuicios históricos que llevaron a justificar su persecución como pueblo y que se materializaron abiertamente bajo dominio nazi en el holocausto, aunque finalmente este paraíso no resultó serlo tanto y generó mucho dolor y desencanto.
Amós Oz, nace y crece en una familia judía ultra ortodoxa, muy culta, pero de convicciones políticas extremas, con la cual no es capaz de romper cadenas hasta su adolescencia , cuando una vez muerta su madre todo está perdido y marcha al kibbutz Hulda en el que encontrará nuevos y distintos argumentos para la comprensión profunda de su país, que le llevarán de por vida a un compromiso en la lucha por el respeto y la coexistencia entre Israel y sus vecinos, por lo que ha sido reconocido y condecorado con numerosos premios de la paz ( Friedenspreis (1992, Alemania), Caballero de la Cruz de la Legión de Honor (1997, Francia), Premio Libertad de expressión (2002, Noruega) y Medalla Internacional de la Tolerancia (2002, Polonia).
Me resultó especialmente entrañable, o esclarecedor, no sé si más lo uno o lo otro, el capítulo donde un compañero del kibutz le explica a un recién llegado y, aún impetuoso, Amós Oz porqué luchar por Israel, qué debería haber sido y hasta dónde deberían haber llegado la creación del nuevo estado, reflexionando sobre el derecho inicial de la causa judía que, evidentemente, queda descalificado completamente por los excesos y tropelías cometidos contra el pueblo palestino. Esta escisión entre una inicial legitimidad y un desarrollo injustificadamente sangriento y abusivo coloca al autor en una posición personal verdaderamente difícil, un pasado rodeado de un ambiente dogmático y tajante, frente a una nueva visión que le enfrenta diametralmente a su pasado, marcando para siempre su futuro.
Creo que el libro de Amós Oz, Una historia de amor y Oscuridad, es un libro de abandono de sombras y sobre todo de liberación, de liberación de culpas por desencantos ajenos, de su padre, un pobre hombre, que nunca consiguió sus sueños, de su madre, melancólica y atrapada en una jaula vil con muchos barrotes infranqueables, de familiares muertos en campos de exterminio, de familiares vivos y asfixiantes, de sus conciudadanos capturados en su propia huida, en su propio sueño, etc. Huida , en fin, de una guerra continua que le acompaña desde su niñez, de la que intenta tomar distancia entre oscuridades y recuerdos de amor.
Sin embargo, aún quedan muchas oscuridades… ayer, 15 mayo, se celebró por parte de los árabes el 60º aniversario de el día de la Nakba, el "Día de la catástrofe" , día de la creación del Estado de Israel, el inicio del éxodo palestino, con el lanzamiento de 22000 globos negros, tantos como días de "ocupación". Ese mismo día los israelíes celebraban la creación de su estado, acompañados por Bush (¡), el pueblo judío celebraba su fiesta, al tiempo que el presidente del partido Likud (partido político de la derecha israelí), hacía una petición para prohibir la celebración que estaban celebrando los árabes….
Desgraciadamente, continuará…
(A pesar de esfuerzos de determinadas personas, quizás no tanto de los gobiernos).